Nombre de la tesis: Cine como metáfora de expansión
Autor: Fernando Bustos Gorozpe
Esta investigación supone una nueva manera de interpretar el cine a partir de la filosofía. Su objetivo es el lograr una teoría filosófica del cine a partir de teorías ya propuestas por Richard Rorty y Julio Cabrera. Tomo como punto de partida la noción de que hay algo que podemos entender como esencia del cine y que será esta misma esencia la que la hará distinguible de las demás artes. ¿Qué es ver un film? ¿Cómo significa un film? ¿Qué de filosófico tiene todo esto? ¿Nos ayuda a ser mejores? Afirmo que con base en la esencia que se establezca del cine, éste será poseedor de presupuestos filosóficos, y que será debido a estos presupuestos que el cine nos confiera logopaticamente nuevos léxicos, logrando así ampliar nuestra noción del ‘nosotros’.
El cine es el arte del siglo XXI y ha llegado a ser considerado una gran industria debido al consumo y preferencia del espectador sobre las otras artes. La filosofía por la otra parte, es aquella vieja señora de trajes largos y tufos de seriedad de a de’ veras, es la preferida de los eruditos pero la marginada por la sociedad. A pesar de las contradicciones en tanto a las adjetivaciones de las cuales se han hecho merecedoras las dos, el cine y la filosofía llevan tiempo siendo nombradas en mismas oraciones siendo separadas sólo por la conjunción ‘y’; sin embargo al parecer la conjunción entre éstas dos se ha quedado en un terreno del cual no se ha dicho tanto desde la filosofía. La gente apela a ciertos films como ‘con contenido filosófico’ y por ende propios de dialogarlos cuando se habla de cine y filosofía; esto es, como si el cine volteara a ver qué de filosófico puede decir mediante una representación audiovisual, pero la filosofía rara vez piensa en qué de nuevo puede decir del cine. Mi postura frente a esta ilación de la filosofía con el cine es un tanto más propositiva y lleva la intensión de crear una teoría filosófica del mismo; esto es, dejar atrás la habitual idea de cineclubs de filosofía e innovar en un campo que pareciera reducido de estudios por parte de la filosofía.
El cine es el arte del siglo XXI y ha llegado a ser considerado una gran industria debido al consumo y preferencia del espectador sobre las otras artes. La filosofía por la otra parte, es aquella vieja señora de trajes largos y tufos de seriedad de a de’ veras, es la preferida de los eruditos pero la marginada por la sociedad. A pesar de las contradicciones en tanto a las adjetivaciones de las cuales se han hecho merecedoras las dos, el cine y la filosofía llevan tiempo siendo nombradas en mismas oraciones siendo separadas sólo por la conjunción ‘y’; sin embargo al parecer la conjunción entre éstas dos se ha quedado en un terreno del cual no se ha dicho tanto desde la filosofía. La gente apela a ciertos films como ‘con contenido filosófico’ y por ende propios de dialogarlos cuando se habla de cine y filosofía; esto es, como si el cine volteara a ver qué de filosófico puede decir mediante una representación audiovisual, pero la filosofía rara vez piensa en qué de nuevo puede decir del cine. Mi postura frente a esta ilación de la filosofía con el cine es un tanto más propositiva y lleva la intensión de crear una teoría filosófica del mismo; esto es, dejar atrás la habitual idea de cineclubs de filosofía e innovar en un campo que pareciera reducido de estudios por parte de la filosofía.
La tradición contemporánea nos ha mostrado a filósofos valiéndose de films como de quien se valía de los mitos para así hacer entendible conceptos filosóficos; mi tesis apuesta a lo que está detrás de esa acción, al por qué podemos valernos en ocasiones del cine para hacer entendibles conceptos. Mi intensión radica en no hablar del cine como de un arte que a veces contiene temas filosóficos, como ha sido el caso de las películas de los hermanos Wachowski, sino como de un arte que contiene presupuestos filosóficos, y que estos nos ayudan a ser mejores en tanto que nos brindan una mayor comprensión del mundo y sus posibilidades.
Así, a lo largo del trabajo afirmaré la teoría del montaje de Eisenstein como la principal responsable de lograr que el espectador sienta una atracción y que logre entender el film.
Esta investigación deberá tomarse como un trabajo introductorio al campo del cine desde la filosofía; como de igual forma no se debe pensar que estas hojas deban ser tomadas con pretensión de verdad universal; la teoría que se propone a lo largo de estas páginas es una manera propositiva y nueva de entender el cine, mas no por ello única. El cine es uno de los más grandes acompañantes de la noche, de los sueños, de la imaginación, por ello se pueden decir muchas cosas de éste pero a la vez no decirse nada; porque a pesar de todo y de querer encerrarlo entre una jaula de categorías este funciona a la manera de la mente, con una libertad que sólo quien lo produce lo puede frenar; el cine es arte y el arte se te impone. Borges en su conferencia sobre la ceguera dijo:
“El escritor vive, la tarea de ser poeta no se cumple en determinado horario. Nadie es poeta de ocho a doce y de dos a seis. Quien es poeta lo es siempre, y se ve asaltado por la poesía continuamente. De igual modo que un pintor, supongo, siente que los colores y las formas están asediándolo. O que un músico siente que el extraño mundo de los sonidos —el mundo más extraño del arte— está siempre buscándolo, que hay melodías y disonancias que lo buscan.”
Así el cine, el cine se nos confunde con la vida, con las casualidades de a veces, con el mal gusto de los errores… con el buen gusto de los aciertos… con el asalto del arte.
Fernando Bustos Gorozpe
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