“Film” es una película de 1965 dirigida por Alan Schenider y cuyo guión fue escrito por Samuel Beckett. Remitiéndonos a instancias últimas se dice que al principio del script se menciona la frase: “Ser es ser percibido”, frase que se le atribuye al filósofo Berkeley quien estuvo ocupado con líos acerca de la percepción. Deleuze –filósofo quien en algún momento trabajó cine- tiene un ensayo breve sobre la cinta, donde nos narra el film a partir de un horizonte berkeliano. Parece ser imposible separarnos de Berkeley para entender el film ya que Beckett se basa en su teoría del ser percibido para hacer el guión. La película parte del supuesto de que hay dos personajes, ‘O’ (Object, interpretado por Buster Keaton) y ‘E’ (the Eye, que en un primer momento es interpretado por nosotros los expectantes, por la cuarta pared). ‘O’ aparece caminando por la calle mientras es asediado por nuestro ojos que tratan de percibirlo, él rehuye ante cualquier intento de enfrentamiento y es por ello que termina recluyéndose en su cuarto –claro sin jamás mostrar el rostro-; una vez dentro de éste, parece que todo contacto con objetos portadores de percepción le desagradan: el espejo, la ventana, el gato y el perro, el pez. ‘O’ no quiere contacto con algún ‘Otro’. La película parece un tanto plana, si no indagamos más a fondo: ¿Por qué ‘O’ se comporta de esta forma? No puedo sino pensar el film a partir del mito de Narciso; Narciso como figura mitológica era un ser con gran belleza pero que carecía de auto-percepción, jamás había visto su rostro y por ende no se sentía identificado con el ‘Otro’. “Ser es ser percibido” dijo Berkeley, la construcción del sujeto sólo se da a partir de la percepción del ‘Otro’, se da en el momento en que soy capaz de entenderme como ‘Yo’ y en el momento en que me puedo diferenciar del resto del mundo, pero esta auto-percepción y construcción de sujeto no se puede dar jamás sino percibo el mundo, ya que sólo nos podemos percibir y afirmar como sujetos –existir en un aspecto consciente- a partir de mi relación con el ‘Otro’. Así no sólo basta con percibir el mundo, sino también en ser percibido por los ‘Otros’ e interactuar con ellos, lo cual nos permitirá fragmentarnos, delimitarnos (por ejemplo, lacanianamente, cuando en una situación ideal, cuando somos bebes y nuestra madre nos carga y coloca frente al espejo).
Cuando Narciso se ve en el espejo se enamora de “él” y de “no-él”, se percibe pero en realidad lo que percibe es un fantasma, una imagen y no lo real. El problema con Narciso es que se percibe sin la diferencia con el ‘Otro’, lo único que ve en el agua es su rostro y no hay nadie que lo perciba en ese instante. Será ese momento de reflejo en el espejo lo que destruirá a Narciso y lo condenará a un amor idílico y fetichista. ‘O’ se enfrenta ante el problema de la percepción, parece como si quisiera escapar del tiempo, de las estructuras y de la existencia (¿Ser no percibido es igual a no-ser?), renuncia a cualquier encuentro con el espejo que le permita definirse como sujeto, es por ello que incluso rompe con las fotos, porque de alguna manera le representan el mundo, personas y lo que quiere evitar es esto, el entenderse a través del ‘Otro’, la identidad nos es dada desde afuera. Nosotros como representadores de ‘E’ buscamos durante todo el film saber quién es ‘O’, queremos delimitarlo, percibir su rostro para saber que es un ‘Otro’ porque a fin de cuentas el ‘Otro’ es el lugar de los significantes. Es nuestro deseo trasferido a la cámara el que toma a ‘O’ por sorpresa al final del film y que se muestra como su espejo, sólo a través de éste se podrá reconocer, y a manera de Narciso, esto se muestra como su desgracia. Film para mí gusto, nos hace portadores inconscientes de ese proceso diario del querer acceder al ‘Otro’ y también del no querer ser percibido.
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